Réplica de Eduardo Martinez al Profesor Jesús Palau

A continuación os publicamos el interesantísimo artículo de opinion que ha escrito nuestro colaborador, Eduardo Martinez junto con Nicolás Botbol (Profesor de loa Universidad de Buenos Aires), en respuesta/replica al Profesor Jesús Palau Montañana (Dpto. Control y Gestión Financiera de ESADE)

El profesor Jesús Palau Montañana, del departamento de Control y Gestión Financiera de ESADE, la prestigiosa escuela de negocios de Barcelona, ha publicado en su blog del diario “El País” un artículo en el cual expone una serie de pretendidos argumentos para desaconsejar el uso del Bitcoin, una nueva moneda virtual, descentralizada y basada en un algoritmo matemático.

Este docente se despacha a gusto atribuyendo al Bitcoin una serie de, en su opinión, defectos o fallos que le hacen considerar a esta naciente moneda “cualquier cosa menos un sustituto fiable del dinero ordinario”.

Analicemos las razones en las que se basa el profesor Palau para intentar desacreditar al Bitcoin.

Escribe Palau: “así como con el euro y el dólar usted sabe quien es su emisor (el BCE y la Reserva Federal americana), nadie sabe quién es en realidad el creador del BT, ya que su supuesto inventor se esconde tras un seudónimo japonés que no se sabe bien a quién o qué representa.”

Pasaremos por alto el tema de que el profesor Palau desconoce la diferencia entre creador del algoritmo de emisión y emisor, ¿acaso alguien conoce quién diseño las máquinas que imprimen dinero en Estados Unidos o Europa? El Bitcoin es una moneda virtual de emisión constante y descentralizada, esto significa que ninguna persona ni organismo público o privado pueden determinar la cantidad de moneda que se crea. Es el algoritmo en el que se basa la moneda el que marca las reglas bajo las cuales aumenta la masa monetaria del Bitcoin, con lo cual se corta de raíz la posibilidad de pérdida de su poder adquisitivo producto de emisión desenfrenada, a diferencia de lo que ocurre periódicamente con el Dólar y el Euro debido a las emisiones de dinero inorgánico por parte de la Reserva Federal y el Banco Central Europeo. Esa creación de moneda del Bitcoin está limitada desde el principio a 21.000.000 de unidades, con la posibilidad operativa de fraccionarlo hasta los ocho decimales para favorecer su uso cotidiano y en los llamados micro pagos a través de Internet.

Satoshi Nakamoto es el pseudónimo que ampara a la persona (aunque se especula que sería más bien un grupo de expertos) que desarrolló el algoritmo bajo el cual funciona el Bitcoin. El supuesto problema que representaría este anonimato es irrelevante: el código de programación en que está desarrollado el algoritmo es del tipo abierto, con todo su contenido al alcance de cualquier usuario que desee revisarlo. ¿Qué más da que quién lo escribió, llámese este Pedro, Michael o Mohamed?

Prosigue el profesor: “¿Si yo le pagara su salario en papeles impresos por mí estaría dispuesto a trabajar para mí? Sólo lo haría si hubiera gente dispuesta a aceptarle mis papeles en pago por su comida alquiler pago de hipoteca etc… Por lo tanto, si quiero tener éxito con mi moneda es bueno que trate de venderla como algo realmente interesante para todos y en eso están en una gran campaña de marketing.”

Justamente eso es lo que son los Dólares, Euros y la práctica totalidad de monedas actuales: papeles impresos (o apuntes contables en una cuenta electrónica) cuyo valor no está respaldado por ningún bien tangible. Recordemos que el patrón oro – convención que permitía cambiar ese papel impreso por su valor en oro – fue suprimido en el año 1971. Al día de hoy ese pedazo de papel (o apunte contable electrónico) vale lo que decida un grupo de personas reunidas en torno a una mesa. Al menos con el Bitcoin sabemos de antemano si bien tampoco hay un valor tangible que le respalde, no se podrán fabricar más de 21.000.000 “papeles impresos” lo cual le convierte de entrada en un bien escaso. Cualquier persona mínimamente informada sabe lo que eso significa.

¿A quién se referirá el señor Palau cuando habla de “gran campaña de marketing”? Sería muy interesante que develara nombres, que nos diera más pistas al respecto, ya que hasta la fecha son muy pocas – por no decir ninguna – las empresas multinacionales, grandes grupos económicos o gobiernos, que apoyen al Bitcoin. De algún sitio tendrá que salir los fondos para financiar esa campaña promocional ¿Sabrá decirnos el profesor el origen de ese dinero?

Prosigue en su exposición el docente de ESADE: “Más aún, para obtener BT hay dos procedimientos que se pueden seguir. El primero consiste en resolver problemas informáticos relacionados con la encriptación de la información (usted hace un trabajo y yo le pago con papeles) o bien comprarlos en el mercado a cambio por ejemplo de Dólares o de Euros”.

Además de esas dos fuentes mencionadas para hacerse con Bitcoins le ha faltado mencionar la más importante, en nuestra opinión: obtenerlos mediante el libre intercambio de tareas, trabajos o servicios ejecutados por nosotros a cambio de los cuales otra persona nos entrega Bitcoins en pago. Creación de valor que llaman.

Por otra parte, los mineros (encargados de resolver las pruebas matemáticas necesarias para que la red descentralizada funcione) no reciben en pago por esa resolución criptográfica ningunos “papeles”. Obtienen cantidades de Bitcoins igualmente predeterminadas por el algoritmo.

Sigue comentando: “Si usted utiliza el segundo método, lo que está haciendo es especular sobre una “divisa” nueva como cuando compra dólares o yenes. Es decir, usted se embarca en una operación especulativa que, en términos sencillos es como decir que le acaban de pagar su salario y, en menos de un mes, su capacidad de compra puede haberse reducido a la mitad (o doblarse).”

Cuando uno intercambia dólares por euros, yenes por libras esterlinas, oro, plata, petróleo, trigo o cualquier otro commodity por otro activo, puede hacerlo por dos motivos esencialmente: cobertura o especulación. Curiosamente, el primero parece más noble que el segundo, sin embargo ambos son necesarios para que exista el intercambio. En un país con altas expectativas inflacionarias, Argentina, digamos, ¿podemos culpar al que intercambia los pesos argentinos de su salario por dólares? ¿Eso es especulación? Según la definición del DRAE Especulación es “Efectuar operaciones comerciales o financieras, con la esperanza de obtener beneficios basados en las variaciones de los precios o de los cambios.”. ¿Dónde está el problema si la persona que lo hace actúa libremente y bajo su libre albedrío? Como si esta persona desea gastarse su salario íntegro en palomitas de maíz. Allá cada uno con lo que hace con su dinero.

Luego agrega “La cotización del BT ha pasado de 60$ a 200$ y vuelta a los 80 $ en menos de seis meses. De hecho, comprar BT es como comprar oro que hace 6 meses valía a 1.900 $ la onza y hoy cotiza en torno a 1.500 $”

Quizás el Señor Palau no se percató que la volatilidad del Bitcoin a la que hace referencia corresponde exactamente a los valores de aquellos días de mayor tensión en la crisis chipriota.

Quizás tampoco se haya enterado de que la fuerte subida del precio del oro comienza en agosto de 2007, momento del estallido de la crisis Subprime.

Ahora, la pregunta es simple ¿los bienes escasos como el oro y el Bitcoin modifican sus precios al azar, o es la política monetaria de Estados Unidos y de Europa la que invita a los individuos a canjear sus monedas domésticas por otros activos? Sería razonable que un profesor universitario en finanzas comprenda que luego de la “Crisis de las Punto Com” en el año 2000, la política monetaria de la Reserva Federal, mediante la disminución de las tasa de interés, nos llevan a otra crisis mucho más profunda siete años después. Estados Unidos da la impresión de que comienza a salir de esa crisis con fuerte emisión monetaria que finalmente descarga en los bolsillos de sus ciudadanos, depreciando el Dólar, y con fuerte pérdida de poder adquisitivo (salvo para aquellos que compraron oro).

La sobrevaluación del Euro (en relación a un Dólar que se deprecia) hace que Europa pierda competitividad, lo que sumado a la imposibilidad de Europa de emitir moneda conlleve a que seis años después de estallada la Subprime, la crisis siga paseándose de España a Italia, de Italia a Grecia y Chipre, de Chipre a Portugal. Nuevamente ¿podemos culpar a aquel que descreído de los rumbos tomados por los gobiernos de Estados Unidos y Europa, huya del Dólar y Euro, y sabiamente se protege en el oro y en el Bitcoin? ¿Salió tan perjudicado aquel que compró la onza troy de oro a mediados de 2007 por 700 dólares siendo que hoy la misma cotiza a 1500? ¿Salió tan perjudicado aquel que compró el Bitcoin en abril a 30 dólares y que hoy cotiza a 125?

Presume el señor Palau: “Seguramente usted no querría que le pagaran su salario en oro.”

Seguramente, sí. Pero es que si lo que intenta el articulista es comparar al Bitcoin con el oro, resulta que el oro, si bien posee una serie de cualidades como reserva de valor, adolece de defectos serios que hacen inviable su utilización por el común de los mortales como medio de pago: es poco fungible, su custodia y transporte es complicada, requiere de comprobaciones físico-químicas para conocer su pureza, no es transferible a distancia de forma instantánea, etc. El Bitcoin no presenta ninguno de esos problemas.

Continúa escribiendo: “A mayor abundamiento; cuando usted deposita su dinero en un banco si se produce un robo en ese banco su dinero está a salvo, no le pueden dar la excusa del robo para no devolverle su dinero, esa es una de las razones por las que llevamos nuestro dinero al banco y no lo guardamos en casa.”

A este respecto sería interesante conocer la opinión de las personas que dejaron su dinero en depósito en determinados bancos españoles, cajas de ahorros para ser más precisos, dineros que fueron transformados por esas cajas en acciones preferentes e instrumentos similares y que cuando sus dueños fueron a recuperar, se habían esfumado como por arte de magia.

O convendría también revisar lo ocurrido a los depositantes víctimas del llamado “corralito financiero” en Argentina en el año 2001 o más recientemente a los ciudadanos de Chipre, país integrante de la Unión Europea, que tenían dinero en el “Bank of Cyprus” y “Banco Popular (Laikí)” quienes perdieron de un día para otro el 47 % de su dinero depositado en dicho banco por encima de los 100.000 Euros garantizados por el estado chipriota.

Finaliza su artículo el autor de esta manera: “El BT es una moneda electrónica y usted debe guardarla en su ‘wallet’ [monedero electrónico], pero si por azar, error, u otras causas, por ejemplo, un hacker, secuela en su monedero y le roba sus BT, usted, que es el único responsable de la seguridad, se quedaría sin sus BT. Fíjese que circulo tan curioso podría darse: Usted resuelve problemas de encriptación, obtiene BT y los guarda en su ¡wallet’ y poco después un hacker accede a su cuenta y….”

Exactamente igual que si deja un billete de cien Euros en el bolsillo de su camisa o pantalón y lo mete a la lavadora. Ese aspecto de la seguridad en el almacenamiento de los Bitcoins está plenamente resuelto mediante monederos electrónicos off line, sin posibilidad de acceso a los mismos desde Internet sin el expreso consentimiento de su propietario, así como por servicios de monedero electrónico “en la nube” los cuales se responsabilizan, al igual que los bancos tradicionales, por los Bitcoins dejados en depósito. El sitio francés Bitcoin-Central, dedicado a la intermediación en la compra-venta de esta moneda, que sufrió un ataque de hackers en el mes de abril pasado, devolvió a sus clientes la totalidad de los Bitcoins sustraídos y acaba de volver a operar, esta vez reforzado en su operativa e integrado dentro del sistema financiero francés.

Por último decir que el sistema Bitcoin utiliza el algoritmo criptográfico SHA256, el más seguro de los existentes actualmente y que usan bancos, agencias de seguridad estatales, emisoras de tarjetas de crédito, organismos militares y de inteligencia, etc. para cifrar sus operaciones.

Está muy bien que alguien no comparta la utilidad del Bitcoin como moneda o piense que es desaconsejable adoptar esta moneda en alguna de sus variantes de uso, pero lo que resulta muy poco riguroso, y más viniendo de un profesor universitario, es presentar argumentos tan poco sólidos y consistentes como ha hecho el señor Palau.